30 de abril de 2010

Una no sabe lo que es, la otra lo conoce demasiado.

Ashley.
El sexo, para ella, era un tema tabú. Siempre había dicho que su primera vez sería con el chico del que estuviera enamorada.
La única ilusión que le quedaba era enamorarse. Quería enamorarse y saber que es lo que sentía, quería sentir esas mariposas que dicen que sientes cuando te enamoras.
Sí, era demasiado romática para vivir en el siglo XXI.
Cuando los chicos se le acercaban más de lo debido ella ponía alguna escusa barata y salía corriendo. En sus diecisiete años y medio de vida no había dado ni tan siquiera un simple beso y, la verdad, es que no le importaba demasiado.
Por las noches, soñaba con un amanecer sentada en la playa, al lado de un chico que le daba besos por lo frente y le decía que la quería más que a todo.

Ashley repelía el sexo, ella soñaba con hacer el amor.

Makia.
Con ella todo era diferente, demasiado diferente. Su primera vez fue a los dieciséis años, con un chico del cual no recuerda ni su nombre, él si sabía quién era ella. ¿Quién no iba a saber quién era Makia?
Ella no lo aceptaba, pero la gente solía decir que tenía amagos de putón y esque era una de esas niñas que te hacían tragar saliva mientras te la tirabas.
Ahora, a sus diecisiete años, había perdido hasta la cuenta de las veces que lo había hecho, unas veinte o treinta, solía decir cuando le preguntaban.
Sólo quería acción, iba de diva del sexo porque podía y lo sabía, aunque lo disimulaba bien, eso se llamaba humildad.
Y que a nadie se le ocurriese hablarle de amor o cursilerías de ese tipo, ella lo odiaba y era capaz de partirle la cara a la persona que le nombrara esa palabra.

Makia amaba el sexo sin compromiso, ¿qué le íbamos a hacer? era así.

1 comentario:

R. dijo...

ash es la típica muchacha recatada que sueña con ser como makia
makia es la típica muchacha conflictiva que sueña con ser normal