
Absolutamente todo lo que llevaba era de marca. Su armario estaba repleto de ropa cara, seguía las tendencias y las modas más tontas del momento, pero era su obligación. Vivía en el Paradise.
Muchas veces cuando veía, a lo lejos, a gente del Shank le chirriaban los dientes y se le ponía el bello de punta.
No podía creerse que hubiera gente que imitaba de aquella manera tan hortera a los de su urbanización, no podía compararse, el estilo es lo que contaba y, por suerte o por desgracia, los del Shank no tenían estilo alguno.
Alguna que otra vez, había visto a una muchacha morena que destacaba entre todos por vestir como le daba realmente la gana y, sinceramente, Ash ya la odiaba sin conocerla.
Esa chica tenía personalidad y los del Shank no podían tener personalidad, ¿verdad?
Son personas con vidas paralelas que nunca llegarán a encontrarse.
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