22 de abril de 2010

Y a ésto podemos llamarle Louis Vuitton.

Ashley era una de esas personas que no podía salir a la calle, ni siquiera a pasear al perro, sin llevar algo de marca encima, por indiferente que fuese la prenda que llevase.
Absolutamente todo lo que llevaba era de marca. Su armario estaba repleto de ropa cara, seguía las tendencias y las modas más tontas del momento, pero era su obligación. Vivía en el Paradise.
Muchas veces cuando veía, a lo lejos, a gente del Shank le chirriaban los dientes y se le ponía el bello de punta.
No podía creerse que hubiera gente que imitaba de aquella manera tan hortera a los de su urbanización, no podía compararse, el estilo es lo que contaba y, por suerte o por desgracia, los del Shank no tenían estilo alguno.
Alguna que otra vez, había visto a una muchacha morena que destacaba entre todos por vestir como le daba realmente la gana y, sinceramente, Ash ya la odiaba sin conocerla.
Esa chica tenía personalidad y los del Shank no podían tener personalidad, ¿verdad?

Son personas con vidas paralelas que nunca llegarán a encontrarse.

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