9 de octubre de 2010

Vamos a hacer un brindis.

Sí, vamos a hacer un brindis. Uno de esos brindis en los que te toca recordar y es cuando te pica el corazón.
Brindo por:
Cada estúpido que se cruzó en mi camino. Por cada persona que robó una sonrisa de mi cara. Por cada alma triste que me llenó de lágrimas. Por cada ser que me brindó compañerismo, por cada sonrisa fingida, por cada llanto olvidado en mi cuaderno, por cada canción que me provoca sentimientos que desconozco en mí. Por cada vez que me dijeron que no me necesitaban, porque no conocía nada que se asemejara a la palabra vida, por cada persona que me dijo continuamente que siguiera en mi mundo. Por cada palabra que me hizo recordarlo todo día a día, por cada sentimiento que nació y murió. Por cada recuerdo hipócrita. Por cada abrazo. Por cada te quiero (aunque nunca lo hayan sentido). Por el dolor que no se olvidará. Por cada persona que me hizo llorar. Y por último brindo para no volver a recordar mi pasado.
Ese pasado que está tan vivo como el mismo día de ayer....

2 comentarios:

Rebe..^ dijo...

simplemente ame tu blog haha , io tmb brindo por todo eso y mas! espero k estes bien nena pasate x mi blog, cdtm biee

pd. te sigo

anuar bolaños dijo...

El reporte indica que nada cambia.
No hay quien escape
del poder de Dios al trazar su ruta.
Lo que se ve es el boceto de una pesadilla.
Los habitantes del estado ingrávido,
los incólumes, los rígidos,
viven en el teatro acuñado por el tiempo.

Cascabeles traman
la serenata para un tísico.
Guerreros invencibles
—defensores del miedo—
se estacionan en la oscilación.

Desde una nube nodriza caen fetos
sobre una alfombra roja.
Animales prehistóricos hurgan
los sueños de los recién nacidos.

Niños dejados a la deriva
por el Dios de la Gula
saturan el escenario.
Sus lamentos aniquilan la risa.

Un anciano oriundo del verano recoge
y traga los fetos uno a uno.
Al finalizar lanza un eructo
que despierta las garzas del samán.
En desbandada
se dirigen hacia el telón que desciende.

El viento desperdiga esencias color marrón.

Fin del primer acto.