1 de mayo de 2010

Jodido pero cierto.

(...)Fantasmas del pasado echan su aliento en tu nuca.

Intentas dejar de escucharla, llevas escuchando la misma canción durante media hora, pero sigues, sigues, sigues y sigues. Hasta que recuerdas todo, hasta que logras rememorar tal cual fueron esos días. Te acuerdas de cada palabra, de cada gesto, de cada cosa que estabais haciendo. Recuerdas sus miradas de sufrimiento, sus caras empapadas de sangre y sus soplidos de suplica.
Primero fue él, el hermano de tu mejor amiga, que logró ser tu hermano mayor también. Tú tenías siete años, él diecisiete. Cuando estabas a punto de cumplir los once tus queridos amigos Mossos d'Esquadra le metieron dos tiros, a bocajarro, tan sólo porque tenía pinta de ser un "sospechoso". Tú estabas delante, la policía te miraba y ni se inmutaba de que estabas temblando, con los puños apretados y con la mandíbula tensa, sin poder hacer nada. A veces no logras deshacerte de aquella culpa, no piensas objetivamente, dices que podrías haberlo ayudado, pero no hiciste nada, que tan sólo te acercaste a él y le pasaste la mano por la cara, para limpiarle la sangre. Los policías lo dejaron tirado cual perro salvaje, como si no fuese una persona. ¿ Y aún así siguen preguntando porque ese odio tan fuerte hacia el cuerpo catalán de policía?
Luego, llegaron ellos dos. Dos personas que lograron convertirse en tus mejores amigos, pero que por desgracia también lograste perder. Lo sabían todo de ti, eran los únicos que lo sabían.
Él conducía, ella iba detrás del conductor, tú estabas sentada por la parte trasera del copiloto. En la rotonda, control de alcolemia. Cuando se disponía a frenar un 4x4 se saltaba el control, a toda hostia, ¿quién lo detuvo? el coche en el que ibas de pasajera. Cerraste los ojos para no ver el impacto, pero al abrirlos, todo era un caos. Saliste por tu propio pie del coche, aturdida, tenías el brazo lleno de sangre. No era tuya. Te faltaban cuatro meses para cumplir los quince años. La ambulancia ya había llegado, te metieron dentro, pero tú no querías entrar. Fuiste corriendo hacia el coche y lo viste. Lo viste todo, ¿verdad? Las rodillas te flaquearon y caiste al suelo, apoyaste la cabeza en la puerta delantera, dónde aún seguía tu amigo y tu amiga una puerta más allá, pero no lo podías ver. Estaban los dos sangrando, irreconocibles, pero no lloraste, no podías hacerlo. Tan sólo cerraste los ojos, respiraste hondo, te levantaste y le propinaste una patada tras otra al coche, mientras la policía tiraba de ti para llevarte a la ambulancia y tomarte declaración.
Otra vez, ¿eh? otra vez el cuerpo que vela por la seguridad te había fallado. No sabes como sigues viva, después de las barbaridades que les dijiste.
Pero, por suerte o por desgracia, sigues aquí. Y hoy, te toca recordar como fue todo aquello, te toca recordar toda la sangre que llegaste a ver siendo tan pequeña.
Hoy es día uno de Mayo y hace dos años de aquél jodido accidente, mañana es dos de Mayo y hace seis años que perdiste a la persona que realmente te enseñó lo que era la vida.
No hay nada que te consuele, porque nadie va a llegar a entenderte. Nadie va a lograr empatizar contigo. Y, por supuesto, nadie sabrá el resto de la historia.

Bienvenida al mes de los aniversarios, querida. Bienvenida al infierno, mejor dicho.

3 comentarios:

P. dijo...

hostia, que duro

Flaviani. dijo...

Ya sabes todo, pero todo lo que opino de ti, de estas cosillas, y todo eso. Simplemente, lo que dijimos ayer, que este será nuestro maldito mes para reirnos, lo juro.
Because Ast love Nyra, more and more.

Anónimo dijo...

el mes de los aniversarios...