15 de abril de 2010

Es cuestión de intentar convencer a los demás.

Mentir. Es fácil.
Mentirte a ti mismo. No mucho.

Puedes fingir que todo está bien cuando no lo está, sólo necesitas práctica. Pero hacerte a ti mismo creerlo… esa es otra historia. Cuando tu vida se cae sobre tus hombros tienes que saber como mentir, no puedes hacer a los demás compartir aquel peso, no puedes mostrarles como se siente porque no es asunto de nadie, porque a nadie le importa.

Y al final, miente, con una sonrisa en el rostro, descarada y desvergonzadamente.

Sólo miente, porque eso es todo.

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