7 de mayo de 2010

Lo único que le servía, really.

¿Sabes lo qué es tumbarte en la cama, cerrar los ojos y encenderte un cigarro? No, ¿verdad? porque no lo sabes, no sabes lo que ella realmente piensa cuando hace eso.
La primera calada era el detonante, era lo que hacía que todo su mundo se viniera abajo. Se había dado cuenta, que cuando estaba tumbada en la cama, fumándose su Marlboro, era cuando todos los problemas acudían a su cabeza. Era cómo si su mente se activara y el mecanismo interno empezara a hacer de las suyas. Recordándole, día tras día, que tenía problemas, problemas que no eran del todo habituales.
Pero ella seguía. Luego venía la siguiente calada, notaba como el humo se inflitraba en sus pulmones, como se llenaban de venano y cuando salía se lo quedaba mirando, hasta que se disolvía por su habitación.
Presionaba los ojos para que las lágrimas no cayeran, pero ya era tarde. Las lágrimas conseguían escaparse por algún hueco, por pequeño que fuese, pero se escapaban.

Al final resultará ser verdad, eso que dicen de que el tabaco mata.

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