28 de noviembre de 2010

¿Dónde está el corazón?

Mantenía la cabeza bien alta, pero aún seguía observando los rastros de su propia tristeza. Un nuevo día que se había llevado consigo horas de trabajo, lágrimas, sueños, esperanzas. Los seguía sintiendo en el medio del pecho. Persiguiéndola día y noche. Acorralándola a cada hora. Acosándola con canciones, lugares y momentos que atraían una y otra vez sus sentimientos. Los días parecían semanas, las semanas meses, y los meses años. Sentía rechazo por las frases armadas que predicaban que el tiempo curaba todas las heridas. Para ella no existía cura. Sentía que lo había perdido todo y que su corazón se había desgarrado, convirtiéndolo en cenizas que se iban alejando con el viento de un nuevo invierno. Le regalaba las horas al tiempo, desperdiciándolas en encontrar un por qué y un cómo. Como esa historia, desaparecería. Esa noche volvió a ser como las últimas noches de su vida. Un café en la madrugada, un verde bien cargado y la misma pregunta antes de decir hasta mañana ... ¿A dónde iban los sueños y las esperanzas cuando éstas ya no eran compartidas?

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