16 de abril de 2010

Ketamina, nombre de una substancia adictiva.

Simpleza, alivio, olvido.

Makia buscaba una vía de escape a una vida que nunca había querido darle una oportunidad. Desde pequeña todo el mundo se había encargado de negarle la posibilidad de demostrar que ella era más que peleas, drogas y problemas.

Perdición, liberación, odio.

Ella se había entregado a las drogas, al alcohol y las fiestas porque era el único refugio que le quedaba. Ni siquiera podía vivir en su propia casa, no podía recurrir a sus viejos amigos y siempre había sido lo suficientemente prepotente e individualista para hacerle saber a todo el mundo que no necesitaba un chico como pareja estable. El sexo estaba bien, siempre y cuando no se volviera un compromiso. Makia odiaba a todos los que pretendían ayudarlo y aquello del amor no era su tipo. Desde pequeña había comprendido que el amor no es más que una ilusión, un triste destino para quienes no son lo suficientemente fuertes como para seguir adelante por su cuenta.

Soledad, inconciencia, despreocupación.

Makia había sido quien había empujado lejos a todos los que habían evidenciado algún signo de falsa preocupación por ella. Sólo se había quedado con las drogas, porque, en algún razonamiento de su complicada mente, había llegado a la conclusión que, aunque le mataban, lo hacían de una forma mucho menos dolorosa. Las personas conocían una manera de destruirte mucho más lenta y dolorosa que aquellas sustancias, y ella ya no quería volver a someterse al dolor de querer a alguien y ser decepcionada día tras día.

Simpleza, alivio, olvido.

Se dejó caer en un viejo bar y pidió una cerveza, con los pensamientos opacados por los efectos de los fármacos. Ella era feliz con aquella sensación de saber que podía darle la espalda al mundo como la vida había hecho con ella; sin encajar, con la facilidad que da el individualismo. Aquella joven sabía que su vida era suya y de nadie más, y que no tenía nadie que le ayudara pero tampoco tenía nadie a quien decepcionar. Sólo eran ella y sus drogas.

Y la vida le iba bien así. O al menos eso era lo que creía.

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