18 de abril de 2010

Las noches de Makia.

La casa de Karl era la casa de Dios. Estaban todos siempre ahí metidos, ya que sus padres a veces olvidaban que tenían un hijo de diecisiete años al que alimentar y cuidar.
Estaban acabándose de comer la tortilla con MDMA que habían hecho, se habían pasado un poco con el estupefaciente, pero eso era mejor para ellos.
-Oye, Maki, me acompañas a buscar una cosa arriba. Esque voy tan ciego que ni veo.- Dijo Max riéndose.
-Bueno, ya sabemos en que acabará esa frase...-Dijo James poniendo una mueca un tanto extraña.
-Cállate, James.- Dijo Makia con una sonrisa torcida.

La habitación de los padres de Karl tenía una cama de matrimonio enorme, era lo único de lujo que había en aquella casa.
-¿Qué es lo que...habías perdido aquí, Maxi?
-Yo nada, pero tú vas a perder las bragas ahora mismo.
Se quedaron mirándose fijamente, Makia podía sentir la respiración de Max en su cara, como también podía oler su aroma. Estaban a menos de tres centímetros. Sus narices se rozaronsuavemente. Pero sin previo aviso, tras otra mirada llena de lujuria, Makia sintió como los labios de Max rozaron los suyos de forma desesperada. Ella, por un segundo, no supo como raccionar, pero acto seguido contestó a su beso. Al principio era un beso dulce y lento, pero con cada segundo que pasaba se fue convirtiendo en un beso desesperado lleno de sentimientos reprimidos. Makia sintió las manos de él sobre sus mejillas y entonces ella pasó las suyas por el pelo de Max.
Se dieron la vuelta, quedando Makia encima de Max, y siguieron besándose. Pararon para tomar aire y se volvieron a dar la vuelta quedando ella debajo de Max. Esta vez él se levanta y le tiende la mano. Makia le mira y acepta, pero no le deja tiempo para ponerse en pies porque la empuja contra la pared y la besa. El beso es salvaje, desesperado, lleno de fuego oscuro.
Le atrae más contra él, pero al mismo tiempo la vuelve a empujar más contra la pared. Max empieza a quitarse la ropa mientras Makia se desace de la única prenda que llevaba en ese momento, un vestido de color negro. Desesperadamente, Max la coge por los muslos, subiéndola hasta quedar a la mismas altura que él, y se vuelve a apoderar de sus labios. Makia atrapa la cintura de Max con sus piernas y pasa los brazos alrededor de su cuello, entonces nota como ango se introduce dentro de ella.
Gime. Gime de placer y se muerde el labio inferior. Acto seguido, sonríe.

Y esque ella, sólo quiere sexo si compromiso.

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