15 de abril de 2010

Se llama Ashley y lo tiene todo.

No te conformes con lo que tienes, ve a por más. Ambición.

He aquí el lema de nuestra querida Ash. Y le iba como anillo al dedo, pensaba siempre que lo escuchaba.
Vivía en una de las urbanizaciones más lujosas de Londres. Tenía una casa enorme domótica, una familia feliz y amigos geniales. Aunque no nos podemos olvidar de que ella era perfecta.
Busca en el diccionario, en la definición de perfección saldrá su foto al lado.
Tenía un cuerpo envidiable, una cara preciosa, era inteligente y culta. Después de las clases hacía como unas mil actividades extraescolares, tenía un curriculum de estudiante perfecto, ¿cómo no?
Estaba rodeada de gente como ella, gente que aspiraba a lo más alto, que tenían un futuro asegurado en la clase alta.
Armani, D&G, DKNY, Carolina Herrera, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger y Roxy, en eso se basaba su vida, y su armario.
Era recatada y educada, nunca había tenido novio a sus diecisiete años, para eso no tenía prisa.
Odiaba a la gente de los barrios conflictivos de Londres, no podía verles, solía decir que eran escoria humana y que si estuviera en su mano, les hacía un lavado de cerebro a todos, para ver si así dejaban de existir y se convertían en personas normales.

Pero no todos decimos lo que pensamos, a veces, les tenía envidia por ser libres de hacer lo que quisieran.
A veces, soñaba con convertirse en uno de ellos por un día y hacer lo que le viniese en gana.

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