24 de mayo de 2010

Si no quieres abrir los ojos, ya no podré hacer más.

24 de mayo de 2010
Barcelona

Querido Alguien:
No, no pienso decir tu nombre. A nadie le importa a quien vaya dirigida esta carta, excepto a ti y a mí.
Verás, las malas lenguas dicen que sólo te quieres a ti mismo, que te has dejado vencer al perder a una de las personas más importantes en tu vida, que eres un jodido cabrón y que ya nada te puede hacer feliz. Pues, ¿sabes qué? yo pienso todo lo contrario.
¿Crees qué con lo que estás haciendo vas a ganar algo? ¿de verdad lo crees? permíteme que te diga que estás muy equivocado. Atacar a gente a la que supuestamente querías no te sirve absolutamente de nada, es tu única manera de refugiarte para no hundirte, ¿verdad?
Ya sé que seguramente tu vida a perdido sentido desde aquel día, que no ves la salida y que prefieres refugiarte en las drogas antes que en las personas. No ves nada por lo que seguir luchando, no tienes un aliciente que te incite a hacerlo pero, sin embargo, hay algo que puedo decirte. Estás aquí, en el mundo que te ha tocado.
Sería jodidamente cojonudo que hubiera revoluciones por hacer y sueños por alcanzar, cosas que te pusieran caliente y con ganas de echarte a la calle. Pero sabes, o lo intuyes, que todas las revoluciones se hicieron, y una vez hechas se las apropiaron los de siempre. Que los buenos se quedan afuera, bajo la lluvia, y que esta película la ganan siempre los malos. Sé todo eso porque lo he visto, tío. Lo he visto en todas las lenguas y colores. Lo he visto allí y lo veo aquí. Y sé que las grandes aventuras colectivas, la solidaridad, los mecheritos, todo eso se fue a la mierda hace mucho tiempo.
Pero quedan cosas, te lo prometo. Te quedan muchísimas cosas por vivir, una persona se va y llegan dos, con esto no quiero decir que sustituyas a nadie, simplemente que pienses que no se acaba aquí.
En fin, ya sé que no es gran cosa, tío. Sólo te sirve para aclararlo. Me refiero a aclararte que nacemos, vivimos y morimos en un mundo absurdo, que a lo más que podemos aspirar es a asumirlo mirándolo de frente, con el orgullo de quien se sabe peleando solo, hasta el final, solidario con aquellos otras personas que, como tú, siguen a pie de calle.
Y esto es todo, colega, no tengo mucho más que aportar.

PD: Te diría que te quiero, pero entonces pensarías que soy como todas las demás y no, no soy como ellas.

Atentamente:
Nyra o Mary, como más te guste.

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