9 de mayo de 2010

Y esque sabe que es jodido, pero no lo puede dejar.

Siempre que recuerdo su silueta en la pared, quizás no era Claudia Schiffer, ella era mucho más mujer. De vivir en los cincuenta, no tendría que temer por subir dos o tres kilos o quedarse sin comer.
Ropa siempre holgada, que alguien podría saber que era más de una noventa lo que quería esconder. Nadie podría imaginar que un comentario sin querer podría hacerle odiar su cuerpo hasta llegar a enloquecer.
Tantas grandes cosas le quedan por vivir y al pensar en la anorexia ve lo absurdo de existir, tanta gente hambrienta en el planeta tiene que sufrir y ella, ahí, sigue matándose, a quién queremos mentir.
Esa maldita obsesión por mejorar su figura le llevó a desvariar hasta la locura y le está quitando hasta la razón.
Por esa maldita obsesión que le apartó de su vida no quiere ni oír hablar de comida y no consigue encontrarle solución.

2 comentarios:

Flaviani. dijo...

Y aunque ella no se entienda a si misma, y el resto tardemos mucho en entenderla, siempre estaremos aí para ayudarle a levantarse cada vez que caiga

emilla dijo...

la anorexia es un problema de uno y de todos , me encanta tu blog